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Adriana López
"Mi madre bordaba, pero nunca se le ocurrió enseñarme. Mi abuela tejía, y tuvo en vida paciencia para mí en todo, menos para mostrarme cómo sostener las agujas. Me interesó hasta que conocí a Mariana Ampudia y vi la técnica textil como algo más que tejer bufandas y pantuflas; lo vi como un espacio para ser, aprender y convivir con otras personas, enseñar y ser enseñado. Hasta ahí quise verdaderamente aprender a tejer, porque le vi un sentido más cercano a mí. Sigo tejiendo, aunque a ritmos dispares. Tejo más para otros que para mí. Supongo que por eso sigo. Porque a veces no puedo estar con alguien, dedicarle el tiempo o luego me voy, o se va, pero tiene en su cajón esa bufanda que le hice para cuando tuviera frío, ese pulpo que le tejí, esa cobija chueca para su bebé. Y pues, eso. Tejo para otros para que se queden con algo de mí, del cual no se pueden deshacer, porque, ¿quién tira algo que te hicieron con sus propias manos?".