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SofÃa Peregrina
"Por parte de mi mamá aprendí el oficio textil, ella, mi abuelita y mi tía acostumbraban a bordar y tejer; estando yo muy chica recuerdo que ellas tenían sus grupos de tejido a los cuales asistian dos o tres veces por semana. Yo estaba en un colegio de monjas y una de las actividades era coser, nos ponían hacer servilletas, fue de esa manera que yo me interesé en saber manejar el hilo y la aguja. Al paso de los años llegó como una moda el bordado en punto de cruz, fue a mi tía a quien le pedí asesoría, a la llegada de mi hijo yo le bordé almohadas, sábanas, toallas, cuadros decorativos, todo en punto de cruz.
Para mí el valor del oficio textil está en que lo hace uno mismo, es un reto personal. Cuando uno teje para alguien más está demostrando cariño, es un acto de dedicación."